Coches de hidrógeno: El competidor de los coches eléctricos

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Los coches de hidrógeno ya están en una fase en la que su producción masiva es inminente, segura y óptima. Se ha descubierto una nueva forma de hacer pilas de hidrógeno mucho más baratas y su sostenibilidad parece ya óptima. Mientras que las pilas de litio tienen el inconveniente de que todavía no se sabe si vamos a disponer de la cantidad de litio suficiente para renovar todo el parque automovilístico, el hidrógeno no necesita esos metales preciosos. El futuro parece que está ya prácticamente aquí y promete más que nunca.

Coches de hidrógeno vs eléctricos

Hasta hace bien poco, las pilas de hidrógeno eran demasiado caras de producir debido a la alta presencia de platino y de litio. Pero un grupo de investigadores ha logrado encontrar la forma de sustituir el platino por una fina capa de plata de modo que el abaratamiento ha sido notable. Recordemos que tanto el platino como el litio son metales muy escasos en el planeta. No obstante, la plata tampoco es el material más barato del cuál disponemos, pero es un paso hacia un modelo más barato y sostenible con el medio ambiente. Además, la cantidad necesaria de plata es mucho menor en comparación.

Esto hace posible su producción en masa y pronto podremos ver una clara alternativa al coche eléctrico (y sus variantes híbridas) que tan caros resultan y que va a terminar viviendo una auténtica crisis existencial. Tiempo al tiempo.

Ventajas y desventajas de los coches de hidrógeno

La ventaja más clara y remarcable es la ausencia de emisiones contaminantes, sí, así de claro. Las pilas de hidrógeno solo terminan emitiendo vapor de agua, con lo cuál, estamos hablando de un hachazo total a una de las formas contaminantes más agresivas de todos los tiempos.

Otra enorme ventaja es su autonomía es bastante notable: 1 kilo de hidrógeno permite recorrer unos 100 km y el repostaje es tan sencillo como reponer gas natural. De hecho esto supondría una mejora sustancial respecto de la autonomía de los actuales motores de gasolina.

Sin embargo, hay ciertos «peros» a tener en cuenta. Y es que el hidrógeno, al ser tan poco denso, nos fuerza a tener un volumen extra para los depósitos, porque a 700 atmósferas de presión, un kilo ocupa 26 litros.

Además, la ausencia de una red de distribución de hidrógeno y su coste encarecería el total si lo comparamos con la gasolina.

El hidrógeno, en forma de gas, no está presente en la atmósfera, por tanto, tenemos que producirlo a partir de compuestos que lo contengan. Habitualmente, se produce desde gas natural o metano y este proceso termina produciendo CO2, el mayor responsable del efecto invernadero y nuestro enemigo número uno.

La buena noticia es que de cara al futuro, se obtendría el hidrógeno de la molécula de agua (H2O), mediante electrólisis y empleando electricidad limpia procedente de fuentes renovables. Por tanto, se emitiría literalmente vapor de agua y no contaminaríamos en absoluto.

El tema del repostaje de hidrógeno

Una vez que el hidrógeno se ha trasladado a una hidrogenera, y se ha comprimido hasta los 700 bares de presión, el proceso de repostaje es rápido y sencillo. Simplemente se conecta el coche a la hidrogenera y se igualan las presiones en los depósitos de almacenamiento, generalmente procediendo por etapas (200, 400 y 700 bares).

El pequeño problema es que en 2023, según el mapa de hidrogeneras de GASNAM en España sólo hay 20 hidrogeneras (8 públicas y 12 privadas), de manera que, de cara a nuestro país, el coche de hidrógeno sigue siendo una curiosidad tecnológica. No ocurre lo mismo en países como Alemania (con más de 80 hidrogeneras) o lugares como EE.UU. (más de 40 en California) o Japón (con más de 135 estaciones de repostaje).

El tiempo dirá si este tipo de automóviles se vuelven una constante en nuestros hogares o si por el contrario el coche eléctrico gana la batalla. Dependiendo de los costes de fabricación el futuro puede ser realmente oscuro para muchas marcas de vehículos eléctricos.