Ciberseguridad en España: El Incibe como aceleradora de startups

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Ciberseguridad España

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La ciberseguridad en España tendrá como epicentro el Instituto Nacional de Ciberseguridad de España (Incibe). Este organismo ha sido designado por la OTAN como la única aceleradora de startups de ciberseguridad de la Alianza Atlántica en nuestro país. ¡Vamos a verlo!

Ciberseguridad en España con sede en León

La Otan ha seleccionado al Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe), que tiene su sede en León, para formar parte de la veintena de centros de investigación e innovación de su programa Acelerador de Innovación en Defensa para el Atlántico Norte (Diana, por sus siglas en inglés). El número de aceleradoras pasa ahora de las 11 que tenía el año pasado a las 23 con las que ha ampliado su ambicioso programa de defensa. De las doce que se han sumado esta semana al proyecto dos son españolas: el Incibe y la Universidad Politécnica de Madrid.

El instituto será la única aceleradora en España de startups innovadoras en materia de ciberseguridad, uno de los cinco campos en los que la incide el programa investigador de Diana. El Incibe presentó su candidatura hace un año, además el organismo se prepara ya para acoger uno de los tres laboratorios de certificación que la organización defensiva ubicará en España.

El programa investigador «Diana»

Diana se puso en marcha en 2021 y el año pasado inició sus operaciones con la incorporación de once aceleradoras, a las que ahora se suman otras 12 (entre ellas el Incibe); además de 90 centros de prueba, que ahora serán 182. Están repartidos por 28 países. Las aceleradoras del programa de la Otan ofrecen certificación a nivel mundial, financiación y asesoramiento tecnológico y comercial a las empresas que se seleccionen para el programa; y la red de centros de prueba permite acceder a instalaciones de vanguardia para comprobar la viabilidad de los proyectos. Se pretende alcanzar plena capacidad operativa en el ejercicio de 2025.

Con el programa Diana la Otan busca fomentar la innovación y el avance tecnológico en el sector de defensa. Lo hace a través de la aceleración de startups que desarrollan tecnologías de doble uso, tanto civil como militar, de forma que se cree una red transatlántica de centros de talento y líderes en innovación que trabajen con el objetivo común de desarrollar y desplegar soluciones innovadoras para la defensa, la seguridad y la paz.

El programa de la Otan identifica a empresas emergentes y spin-out (incubadoras de emprendimiento) de universidades, industrias y organismos de gobiernos para capacitarlas en sus aceleradoras y sus centros de pruebas. Además, les ofrece también ayuda económica.

La ciberseguridad en España atraerá una importante inversión

Las empresas que sean seleccionadas para formar parte del proyecto Diana de la Otan tienen a su disposición un fondo de apoyo e inversión de mil millones de euros para estos primeros años de funcionamiento de la iniciativa de defensa de la alianza de países de Europa y Norteamérica. Y el Incibe forma ya parte de la veintena de aceleradoras de empresas que tienen acceso directo a estos fondos. En el caso del instituto, centrados en los nuevos desarrollos de ciberseguridad, en esa doble vertiente (civil y militar para la defensa) que Diana impulsa.

Desde el Incibe se defendió desde la presentación de la candidatura hace ahora un año la enorme oportunidad que la concesión de la aceleradora supone para atraer inversiones punteras en torno al instituto. Porque las nuevas amenazas en ciberseguridad y ciberdefensa son un reto, pero también una oportunidad de negocio. Parte del que impulsa la Otan con fondos millonarios se gestionará a partir de ahora en el organismo.

Proyectos financiados con 1000 millones de euros

Para lograr sus objetivos Diana busca crear una red transatlántica de instalaciones de I+D, que permitirán colaborar a investigadores militares, innovadores privados y universidades. También a acelerar la transición de la innovación tecnológica al despliegue operativo, mejorar la interoperabilidad en la Otan, de forma que los sistemas sean compatibles entre los estados miembros para permitir operaciones conjuntas y asegurar la ventaja tecnológica de la zona de defensa común de cara a futuros conflictos.

Su objetivo fundamental es desarrollar tecnologías de doble uso, sobre todo en la tecnología profunda con aplicaciones civiles y de defensa. Está volcada en la investigación en inteligencia artificial, la computación cuántica, la biotecnología, los materiales novedosos y la ciberseguridad. Y crear un ecosistema en el ámbito del Atlántico Norte con vínculos crecientes entre empresas e investigadores.

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